El exmilitar estadounidense Erik Prince, fundador de la empresa militar privada Blackwater, habló sobre la tensión creciente entre Estados Unidos y el régimen de Nicolás Maduro, tras el reciente despliegue de tropas norteamericanas en el mar Caribe, cerca de las costas venezolanas.
Durante una entrevista en Lindell TV, Prince se refirió a la presencia del grupo anfibio Iwo Jima, compuesto por unos 4.000 soldados estadounidenses, y aseguró que se trata de un mensaje directo del expresidente Donald Trump para presionar la salida de Maduro del poder.
“Se robó una elección que perdió por 40 o 45 puntos y se mantiene en el poder como un verdadero dictador”, afirmó Prince, agregando que desconoce si Estados Unidos planea ejecutar una acción militar sobre objetivos concretos en territorio venezolano.
El exmilitar señaló que el despliegue militar busca advertir al régimen chavista sobre la capacidad de respuesta estadounidense:
“La administración Trump está tratando de enviar un mensaje a Maduro de que es hora de que se vaya, haciéndolo consciente de que pueden ejecutar bombardeos de precisión en cualquier búnker o complejo donde se esconda.”
Prince, quien en el pasado ofreció una contraoferta tras el anuncio de recompensa por la captura de Maduro, fue contundente al advertir sobre el destino de quienes han tenido precios por sus cabezas:
“Nadie que tuviera la recompensa de 25 millones de dólares sigue vivo o sobrevivió mucho tiempo. Y ahora que tiene 50, espero que la administración Trump diga: 50 millones de dólares, vivo o muerto. Entonces verán resultados.”
Contexto y trayectoria de Erik Prince:
Erik Prince es una figura influyente y controvertida dentro del ámbito de la seguridad internacional. Fundó Blackwater, una de las empresas privadas más poderosas del sector militar, que prestó servicios de seguridad en Irak y Afganistán bajo contratos con el gobierno de Estados Unidos.
Durante la década de 2000, Blackwater alcanzó notoriedad por su papel en operaciones militares y de protección, pero también enfrentó acusaciones por uso excesivo de la fuerza y violaciones a derechos humanos, lo que derivó en investigaciones y sanciones.
Tras la disolución de Blackwater, Prince continuó vinculado a la industria de defensa y transporte aéreo militar, fundando nuevas compañías con alcance global. Su influencia en estrategias de seguridad privada y operaciones encubiertas lo mantiene como una voz relevante —y polémica— en el debate sobre la intervención militar y el uso de contratistas en zonas de conflicto.